Proyecto Corazón – Fher Val
Cuando me invitaron a escribir aquí, no tenía idea de lo que iba a hablar. “¿Escribir? Yo nada más dibujo” fue lo primero que pensé, después de meditar un poco, me creí capaz de interpretar mis dibujos en palabras.
A lo largo de mis 27 años he conocido a algunos corazones, ninguno hasta ahora se ha quedado, pero me han dejado muchas lecciones, lecciones que decidí interpretar y recopilar gráficamente.
He vivido amores trascendentales, así como efímeros, inmaduros, inocentes, torpes, sinceros, intensos e impulsivos. A todas las personas nos han lastimado y hemos lastimado, hemos actuado desde el enojo y desde el amor en muchas ocasiones.
A todos esos corazones que se llegaron a topar con el mío, si los lastimé, lo siento mucho; si me lastimaron, ya está más que perdonado.
Creo que todxs hemos pasado por ese momento en donde amar a alguien ha dolido, al grado que hasta respirar cuesta. La última vez que me pasó, me prometí que nunca más me iban a romper y que jamás me volvería a enamorar.
Obviamente, todxs sabemos cómo acabó eso, me enamoré y se acabó otra vez, ¿lo bueno? Aprendí que iba a vivir mi proceso de duelo a través de una bitácora de mi corazón llamada #proyectocorazón. Es la forma más sincera que he encontrado de hablar de mis sentimientos, la manera en la que he podido plasmar mis pensamientos en dibujos y hablarle a las personas por las que he sentido algo.
Escogí alguno corazones de los que tengo para contar un poco acerca de ellos, porqué decidí abrirme a ustedes y contarles un poco de su historia.
Respirando a suspiros. Lo que creía casi imposible volvió a pasar, la última vez que me volví loca por alguien fue con ese corazón. Era muy diferente, era nuevo lo que estaba sintiendo, me sentía respirando entre suspiros, verle era algo inigualable, le regalé este corazón, como un primer gesto de amor, vamos a llamarle “sonrisa” porque definitivamente es una de las más hermosas que conozco y lo que mejor recuerdo.
Quiero crecer contigo. Yo sabía que la sonrisa que estaba llenando de amor mis días estaba apagándose, ya no brillaba igual, ya no brillábamos igual. Pero algo era seguro: yo quería que crecer y transformarme a su lado, creo que ambos corazones lo queríamos. “Quiero crecer contigo, no precisamente en edad, si no en espíritu, quiero aprender de ti, de nosotros. Hacer de nuestra forma de amar, algo único. Valorar cada instante que vivimos, quiero crecer contigo”. Aprendí que amar no es precisamente algo romántico, cuando quieres a la persona la quieres bien, cerca o lejos, porque amar libre y sanamente es así.
Estoy listo. Protegiéndose con una armadura de guerrero, mi corazón estaba listo, estaba preparado, este corazón se lo hice a un tío que estaba a punto de fallecer. Fue una de las despedidas más fuertes a las que me he enfrentado, había perdido a dos grandes amigos, pero nunca a alguien que me había visto crecer, que estaba para mí cuando quería jugar, que me enseñaba a preparar café con leche o los nombres de cada uno de los panes cuando íbamos a comprar para el postre. De vez en cuando lo extraño y me compro su pan favorito para recordarle. Cuando supe que su muerte estaba próxima, lo único que pude fue dibujar este corazón mientras estaba sentada haciendo guardia en el hospital. “Estoy listo” resume la preparación que tuve y la despedida que le hice a este hermoso ser que ahora es luz.
El amor siempre termina rompiendo algo y reparándolo también. Sonrisa se fue ¿ven? Les dije que se estaba apagando. Ahora, viéndolo a la distancia, fue lo mejor que nos pudo haber pasado. Es inevitable que el amor nos rompa, nos hacemos vulnerables, abrimos nuestro corazón, nos dejamos llevar, vivimos y amamos apasionadamente, siempre he creído que hay muchas cosas mediocres en este mundo como para que el amor sea una más de ellas. Pero descubrí un tipo diferente de amor, descubrí el amor propio, descubrí que ese amor era el que me iba a sacar adelante. Que posiblemente vendrían más corazones de los cuales podría enamorarme y para eso tenía que enamorarme primero a mí.
Ámate. Este corazón era la luz al final del túnel, era donde sabía que debía de llegar si quería estar bien conmigo. Pero me había descuidado, me había olvidado un poco, mi autoestima no era la mejor en ese momento (sigue teniendo sus debilidades) pero, sin duda alguna, amarme primero yo fue de las mejores decisiones que he hecho y que mantengo firme hasta el momento, no debes de poner a nadie por encima de ti. De eso habla “Ámate”: amarte con tus defectos y todas tus cualidades, con tus claroscuros y con tu brillo, merecerte, respetarte y conocerte.
Nos sacudieron el alma. Había pasado un mes del 19S. Vivo en la Ciudad de México y ese fue el que me tocó vivir a mí. Gracias a la vida que me quiere tanto y me recuerda lo afortunada que soy, no me perjudico en mis bienes materiales, pero al igual que a muchos, el terremoto me tocó el alma, me hizo querer a México mucho más de lo que pensé que lo quería, volvió a mí el altruismo que estaba adormilado. Íbamos en bicicleta, recolectamos víveres, materiales, hicimos dibujos para los albergues. Recientemente visite Oaxaca y me di cuenta que la emergencia sigue; lamentablemente, aunque como país tenemos los recursos, no llegan a quienes los necesitan. Te invito a que si estás leyendo esto busques una manera de ayudar y apoyar. Este sismo me sacudió, me hizo salir de mi egoísmo y valorar el privilegio en el que vivo, tengo techo, comida, trabajo, familia y amigos y eso, ya me hace (nos hace) ser afortunados.
Amores eternos. El día de muertos, desde que tuve muertos, se volvió en algo simbólico y preciado para mí. Este corazón lo hice en honor a dos amigos: Gerardo, quien me ayudó a comenzar junto con Mely -su esposa- mi carrera como ilustradora. De no haber sido porque me encontraron seguro este camino hubiera tomado más tiempo, él falleció en 2014 debido a una impertinencia en vía pública, iba en EcoBici a su trabajo. También se lo dediqué a Abraham, existen personas que llegan a tu vida en momentos inesperados y te ayudan a salir adelante sin querer; yo conocí a Abraham unas semanas, me adoptó en su casa y me trató como a una pequeña hermana, me hacía chocolate con amaranto para despertar y me ayudaba en mis proyectos en Puebla, desde ese momento ganó un lugar en mi corazón. Él falleció en 2016 a causa de un tumor cerebral. En honor a esos dos amores eternos en mi vida y en honor a los de otras personas surgió este corazón.
Cual Tsunami. La leyenda de este corazón va así: “Hay personas que pueden trascender en ti de maneras indescriptibles, vibran en sintonía, mueven emociones, desempolvan sueños. Así llegan las grandes amistades, algunos amores. Pero sobre todo las personas valiosas llegan inesperadamente, cual tsunami. En tributo a “La gran ola” de Hokusai, una de mi estampas favoritas”. Posiblemente todxs nos hemos enamorado de una persona imposible, pero era la primera vez que me pasaba. Al origen de este corazón vamos a llamarle “inspiración” porque en el momento en el que pensé que no podía sentir, en el que verdaderamente mi alma estaba rota, hubo un poquito de luz. De los nueve corazones que le dediqué, escogí éste, no solo porque le gusta el mar, sino porque es el que mejor describe a “inspiración”. Tan grande, tan espontánea, tan inefable.
Extíngueme. Este corazón no nació precisamente de un amor romántico, pero sí admirable; nació de una plática, ojalá el mundo hubiera conocido esas pláticas, podíamos pasar horas tratando de descifrar de todo, podíamos tomar palabras al azar y tener argumentos para debatir. Este corazón salió de alguien a quien llamaremos “trascendente”; así como los dinosaurios, alguien de quien seguramente seguiré hablando en 65 millones de años. La leyenda de este corazón va así: “Encontrar a alguien con quién valga la pena arriesgarse, con quién valga la subida y la caída. Si voy a vivir, a llorar, a amar…si me voy a extinguir, que sea contigo”. Y aunque “trascendente” no fue la persona con la que decidí arriesgarme y volverme a enamorar, sin duda me dejó este corazón como recuerdo de su paso en mi vida.
Descúbreme. A esta persona la voy a llamar “ilusión” porque, francamente, todo se creó en mi cabeza, pero verdaderamente fue una de las más bellas experiencias que he vivido. Conocí a “ilusión” en el verano y sin esperarlo inspiró el siguiente texto: “No sé si es un misterio y probablemente no está en las mejores condiciones, tal vez sea salvaje, esté enredado o sea difícil llegar a él, pero si te gusta la aventura, ven, descúbreme”. Mi corazón verdaderamente era una jungla impenetrable, pero por alguna extraña razón estaba dispuesta a que “ilusión” pudiera descubrirla. No pasó, porque supe valorar más que la persona que estaba descubriendo en ese momento, se quedara en mi vida como una amiga, una confidente, un equipo.
Kintsukuroi o Kintsugi, significa “Reparar con oro”; el arte de reparar cerámica con oro y entender que la pieza es más hermosa por haberse roto. Creo que todxs hemos estado rotos en algún punto de nuestra vida. Ustedes han leído a través de estos corazones el camino que he recorrido, la montaña rusa de emociones que he pasado y los corazones con los que he convivido. Hubo un momento en el que me di cuenta que no por estar roto mi corazón estaba mal, estaba enfermo o no podía ser usado, me apropié de ese dolor y de esas rupturas para saber que gracias a ellas y a cada vez que las he reparado se hace más hermoso, con más historia, más lleno de vida. Este corazón me lo regalé a mí. Me lo hice a esa parte mía que llamaremos “esperanza”, me lo regalé y me lo sigo regalando porque aunque tardé en saber el verdadero valor de esta pieza, lo descubrí y aprendí a amar cada herida, cada vivencia, cada persona, cada sonrisa, cada inspiración, cada trascendencia, cada ilusión, aprendí a amarme a mí.
Al final, no importan las personas que hayan pasado si no la lección que me han dejado, faltan muchos corazones que ahora quiero representar, pero para eso tenemos esta vida, para aprender, para amar y para ser felices con nosotros mismos. Gracias a todas y cada una de las personas que se han cruzado en mi camino, tienen una historia en mi corazón. Encontré inspiración para un corazón nuevo, uno que habla de vivir el momento y aprovechar el presente, el aquí y ahora. Espérenlo.
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